Agrupación Belgrano

lunes, noviembre 20, 2006

En Ganancias se refleja un sistema tributario regresivo

Por Daniel Muchnik

Una gran parte de quienes viven de su trabajo —asalariados o autónomos— están alcanzados por el Impuesto a las Ganancias. Pero los que tienen ganancias financieras, que representan montos muy superiores a un sueldo, están exentos de este tributo.Así, quien gana 3.000 pesos por trabajar durante todo el mes cumple con la exigencia fiscal. En cambio, quien en pocas horas gana 100.000 pesos, un millón o más por la suba del cupón PBI o un bono, no paga. Esta simple comparación alcanza para marcar la regresividad de la estructura impositiva argentina. Ganancias, junto al IVA y la seguridad social son, en estos momentos, los tributos que sostienen el edificio recaudador del Estado. En el Presupuesto 2007 no hay previsto cambios en el mínimo no imponible, aunque el poder de compra del salario o del ingreso no haya mejorado como corresponde. Tampoco se prevé incrementar la base sobre la que se abona el Impuesto a los Bienes Personales, a pesar de que no fue actualizado por la inflación o la suba nominal de los salarios. El de Ganancias es el eje de intensas movilizaciones. A fines de la década de los noventa un empleado con familia tipo que obtenía ingresos equivalentes a 11 veces y media el salario mínimo, vital y móvil y no pagaba el impuesto. En el 2006 un empleado que recibe ingresos equivalente a sólo 3 veces y media el salario mínimo vital y móvil ya queda alcanzado por el tributo.Entonces, cada retoque nominal de los salarios, aunque apenas compense la suba inflacionaria, obliga al trabajador a cumplir y abonar más Ganancias.Mientras tanto, la plaza financiera está de "fiesta" por el boom de cotización de los bonos públicos y las acciones. El Gobierno festeja los récord financieros, sin que se le ocurra captar una parte de la renta financiera con fines distributivos par ir paliando la tremenda desigualdad social. El Gobierno conoce esta realidad porque este año, en el sur del país, hubo protestas de los petroleros, que se repitieron la semana pasada. Pero todo parece encararse con lentitud y se comprueba que los funcionarios no aprenden de las lecciones del pasado reciente.La única respuesta por el momento escuchada desde las oficinas públicas es que se ajustará el mínimo no imponible según la evolución de la recaudación. Sin embargo la recaudación depende de factores —alícuotas del sistema, el combate contra la evasión, el nivel de las exenciones— que nada tienen que ver con la imposición a los asalariados. El mínimo no imponible se debe ajustar por la inflación para que tenga un efecto neutro sobre el poder de compra del salario, al margen de la recaudación.En cambio, los ingresos públicos podrían mejorar gravando la renta financiera, que viene creciendo muy por encima de la inflación. La falta del ajuste por inflación hace más inequitativa una política impositiva ya de por sí regresiva. Y a través de mecanismos extras —como el proceso inflacionario— el Gobierno pasa a apropiarse de una parte significativa de la renta de los trabajadores.